Pedro de Alcántara

(1499-1562), sacerdote franciscano, contribuyó a reformar y mantener la pureza original de su Orden. Años más tarde eligió la vida eremítica y adquirió fama de santidad. A él acudieron en busca de consejo numerosas personas, entre ellos Carlos V y san Francisco de Borja. Dirigió espiritualmente a santa Teresa. Fue canonizado en 1669.